Valorando a los apóstoles San Pedro y San Pablo
Luego les pregunto: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomo la palabra y le dijo: “Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tu,
Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi
Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia.”
Hermanos,
déjenme preguntarles algo sobre el cuerpo humano, a ver si pusieron atención en
la clase de biología en la preparatoria.
¿Qué es más importante para el funcionamiento del cuerpo humano, la
cabeza o el corazón? ¿Cuántos creen que
la cabeza es más importante? Ahora,
¿cuántos consideran que el corazón es más necesario? Podemos ver la pregunta de otra manera:
¿cuánto tiempo podemos sobrevivir sin la cabeza o sin el corazón? No podemos, ¿verdad? ambos son importantes,
necesarios, e indispensables. Para que
el cuerpo humano funcione bien, hay que tener un corazón fuerte y una cabeza
inteligente.
Hoy
celebramos la fiesta de dos santos, dos santos que son los pilares de la
Iglesia. Hoy damos gracias tanto por San
Pedro, como por San Pablo. ¿Por qué
celebramos su fiesta juntos? ¿Acaso no
merecen su propia fiesta?, ¿no es importante cada uno? ¡Claro que si! Pedro y Pablo son los dos santos más
importantes en toda la historia de la Iglesia.
¿Por qué, entonces, celebramos su fiesta juntos? La Iglesia nos quiere enseñar que uno es como
la cabeza y el otro es como el corazón.
¿Cuál es la cabeza? San
Pedro. Él tiene autoridad para guiar a
la Iglesia entera, en todas partes del mundo.
Ahora, ¿quién está en el lugar de San Pedro, como su sucesor hoy en
día? Es el Papa Francisco. Él es la cabeza de la Iglesia. Y por tanto, San Pablo era el corazón porque
tenía mucha energía, pasión y amor para llevar la Buena Nueva a todas partes
del mundo. Pero ambos son necesarios:
Pedro y Pablo, cabeza y corazón.
Hermanos, en cada familia, también,
hay una cabeza y un corazón. ¿Quiénes
son? El hombre es la cabeza y la mujer
es el corazón. Una amiga mía siempre
dice que ella no quiere ser el corazón de la familia, ella prefiere ser el
cuello. Le pregunte por qué, y ella me
contestó, “Porque el cuello puede voltear la cabeza.” Es decir, la cabeza tiene que obedecer el
cuello. Así es en unas familias. Pero en familias sanas, como en cuerpos
sanos, hay ambos – cabeza y corazón – y hay respeto mutuo entre los dos. Eso es difícil porque a veces hay tensión
entre lo que quiere la cabeza y lo que quiere el corazón, entre el marido y su
esposa. No hay soluciones mágicas para
es
tas discusiones matrimoniales. Lo que
yo les quiero sugerir es evitar pensar que uno es más importante que el
otro. Evitar creer que la familia sólo
necesita la mamá o sólo requiere del papa.
Es como decir que el cuerpo solo necesita la cabeza o solo necesita el
corazón. Cada persona, hombre y mujer,
tiene algo que contribuir al bien común de la familia.
En esta
fiesta de los Santos Pablo y Pedro, demos gracias a Dios por ambos santos. Y más aún, respetemos también el corazón y la
cabeza como bien necesarios para el bien del cuerpo humano así como para la
familia humana.
¡Alabado sea Jesucristo!
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