Monday, April 21, 2014

Con la costilla en la mano

Recibiendo el amor y gracia de Cristo

 

Juan 19: 31-34

 

Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, y le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Él.  Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspaso el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.

 

      Hermanos, “el costado” y “la costilla” son cosas bien importantes y significativas.  Eso lo aprendí de una manera medio vergonzosa.  Hace unos años, las monjitas que vivían en Springdale me invitaron a cenar a su convento.  Esa misma noche, hubo una emergencia, y no pude llegar a la cena.  Al día siguiente, la superiora de la casa me llamó y me regaño, diciéndome, “Padre Juan, ¿qué le pasó ayer? ¡Lo estuvimos esperando!  ¡Nos dejó con la costilla en la mano!”  Yo le contesté, “Bueno, Hermana, le hice el mismo favor que Adán hizo a Eva, no?”  La costilla es más que un hueso; es también símbolo del corazón, es símbolo de amor y cariño.  La costilla de Adán era símbolo de su amor por Eva, y las costillas en el comal de las hermanas eran símbolo de su amor por mí.  El costado y la costilla son cosas bien significativas, no debemos de dejarlos que se queden en las manos. 

 

     En la Crucifixión de Jesús, leemos un detalle bien importante sobre su costado.  Leemos lo siguiente: “Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.”  Nuestro Señor Jesús, como Adán, y como yo, dejo “su costilla” con nosotros.  ¿Cómo?  Bueno, así como la costilla es símbolo del corazón y del amor, cuando salió sangre y agua de Su costado, nos entregó el amor de Su Corazón, que nos llegaría por medio de los sacramentos.  El agua que brotó de su costado fue el agua del bautismo, y la sangre que brotó de su costado, fue la sangre de la Eucaristía, de la Comunión.  Los hombres buenos siempre dejan a las mujeres con la costilla en la mano, es decir, siempre queremos demostrar a los que amamos que los queremos con un símbolo de nuestro amor y cariño: la costilla.

 

     Pero, hermanos, hay que tener cuidado de no dejar a Jesús con Su costilla en la mano.  ¿Cómo?  A veces, no somos tan listos y no tenemos hambre de recibir el amor de Cristo simbolizado en lo que salió de su costado, el agua y la sangre.  No creo que tengamos siempre el deseo de recibir el amor de Cristo en los sacramentos.  A veces, los papás se esperan muchos años para bautizar a sus bebes, esperando el dinero para poder tener una fiesta grande.  Así es como dejamos a Jesús con Su costilla en la mano.  A veces los papás, por flojera, no traen a sus hijos a la doctrina para prepararlos para recibir su Primera Comunión.  De esta forma, también dejamos a Jesús con Su costilla en la mano.  ¡No esperen, hermanos!  Jesús murió en la Cruz hoy para que tengamos vida, y vida en abundancia.  Recibamos el amor que se derrama de Su costado para poder vivir en Él!!!  ¡No dejemos a Jesús con Su costilla en la mano!

 

                                                          ¡Alabado sea Jesucristo!


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