Tuesday, July 1, 2014

Cabeza y Corazon

Valorando a los apóstoles San Pedro y San Pablo
Mateo 16: 15-17
Luego les pregunto: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”  Simón Pedro tomo la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tu, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.”

            Hermanos, déjenme preguntarles algo sobre el cuerpo humano, a ver si pusieron atención en la clase de biología en la preparatoria.  ¿Qué es más importante para el funcionamiento del cuerpo humano, la cabeza o el corazón?   ¿Cuántos creen que la cabeza es más importante?  Ahora, ¿cuántos consideran que el corazón es más necesario?  Podemos ver la pregunta de otra manera: ¿cuánto tiempo podemos sobrevivir sin la cabeza o sin el corazón?  No podemos, ¿verdad? ambos son importantes, necesarios, e indispensables.  Para que el cuerpo humano funcione bien, hay que tener un corazón fuerte y una cabeza inteligente.

            Hoy celebramos la fiesta de dos santos, dos santos que son los pilares de la Iglesia.  Hoy damos gracias tanto por San Pedro, como por San Pablo.  ¿Por qué celebramos su fiesta juntos?  ¿Acaso no merecen su propia fiesta?, ¿no es importante cada uno?  ¡Claro que si!  Pedro y Pablo son los dos santos más importantes en toda la historia de la Iglesia.  ¿Por qué, entonces, celebramos su fiesta juntos?  La Iglesia nos quiere enseñar que uno es como la cabeza y el otro es como el corazón.  ¿Cuál es la cabeza?  San Pedro.  Él tiene autoridad para guiar a la Iglesia entera, en todas partes del mundo.  Ahora, ¿quién está en el lugar de San Pedro, como su sucesor hoy en día?  Es el Papa Francisco.  Él es la cabeza de la Iglesia.  Y por tanto, San Pablo era el corazón porque tenía mucha energía, pasión y amor para llevar la Buena Nueva a todas partes del mundo.  Pero ambos son necesarios: Pedro y Pablo, cabeza y corazón.

             Hermanos, en cada familia, también, hay una cabeza y un corazón.  ¿Quiénes son?   El hombre es la cabeza y la mujer es el corazón.  Una amiga mía siempre dice que ella no quiere ser el corazón de la familia, ella prefiere ser el cuello.  Le pregunte por qué, y ella me contestó, “Porque el cuello puede voltear la cabeza.”  Es decir, la cabeza tiene que obedecer el cuello.  Así es en unas familias.  Pero en familias sanas, como en cuerpos sanos, hay ambos – cabeza y corazón – y hay respeto mutuo entre los dos.  Eso es difícil porque a veces hay tensión entre lo que quiere la cabeza y lo que quiere el corazón, entre el marido y su esposa.  No hay soluciones mágicas para es
tas discusiones matrimoniales.  Lo que yo les quiero sugerir es evitar pensar que uno es más importante que el otro.  Evitar creer que la familia sólo necesita la mamá o sólo requiere del papa.  Es como decir que el cuerpo solo necesita la cabeza o solo necesita el corazón.  Cada persona, hombre y mujer, tiene algo que contribuir al bien común de la familia.

            En esta fiesta de los Santos Pablo y Pedro, demos gracias a Dios por ambos santos.  Y más aún, respetemos también el corazón y la cabeza como bien necesarios para el bien del cuerpo humano así como para la familia humana.

¡Alabado sea Jesucristo!

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