Friday, April 25, 2014
Better than Blondie
Wednesday, April 23, 2014
We happy few
Monday, April 21, 2014
Con la costilla en la mano
Recibiendo el amor y gracia de Cristo
Juan 19: 31-34
Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, y le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspaso el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.
Hermanos, “el costado” y “la costilla” son cosas bien importantes y significativas. Eso lo aprendí de una manera medio vergonzosa. Hace unos años, las monjitas que vivían en Springdale me invitaron a cenar a su convento. Esa misma noche, hubo una emergencia, y no pude llegar a la cena. Al día siguiente, la superiora de la casa me llamó y me regaño, diciéndome, “Padre Juan, ¿qué le pasó ayer? ¡Lo estuvimos esperando! ¡Nos dejó con la costilla en la mano!” Yo le contesté, “Bueno, Hermana, le hice el mismo favor que Adán hizo a Eva, no?” La costilla es más que un hueso; es también símbolo del corazón, es símbolo de amor y cariño. La costilla de Adán era símbolo de su amor por Eva, y las costillas en el comal de las hermanas eran símbolo de su amor por mí. El costado y la costilla son cosas bien significativas, no debemos de dejarlos que se queden en las manos.
En la Crucifixión de Jesús, leemos un detalle bien importante sobre su costado. Leemos lo siguiente: “Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.” Nuestro Señor Jesús, como Adán, y como yo, dejo “su costilla” con nosotros. ¿Cómo? Bueno, así como la costilla es símbolo del corazón y del amor, cuando salió sangre y agua de Su costado, nos entregó el amor de Su Corazón, que nos llegaría por medio de los sacramentos. El agua que brotó de su costado fue el agua del bautismo, y la sangre que brotó de su costado, fue la sangre de la Eucaristía, de la Comunión. Los hombres buenos siempre dejan a las mujeres con la costilla en la mano, es decir, siempre queremos demostrar a los que amamos que los queremos con un símbolo de nuestro amor y cariño: la costilla.
Pero, hermanos, hay que tener cuidado de no dejar a Jesús con Su costilla en la mano. ¿Cómo? A veces, no somos tan listos y no tenemos hambre de recibir el amor de Cristo simbolizado en lo que salió de su costado, el agua y la sangre. No creo que tengamos siempre el deseo de recibir el amor de Cristo en los sacramentos. A veces, los papás se esperan muchos años para bautizar a sus bebes, esperando el dinero para poder tener una fiesta grande. Así es como dejamos a Jesús con Su costilla en la mano. A veces los papás, por flojera, no traen a sus hijos a la doctrina para prepararlos para recibir su Primera Comunión. De esta forma, también dejamos a Jesús con Su costilla en la mano. ¡No esperen, hermanos! Jesús murió en la Cruz hoy para que tengamos vida, y vida en abundancia. Recibamos el amor que se derrama de Su costado para poder vivir en Él!!! ¡No dejemos a Jesús con Su costilla en la mano!
¡Alabado sea Jesucristo!
Sunday, April 20, 2014
Simon says
Have you ever played the game “Simon says”? I really hate that game. I am always the first one to go out. Here’s how it works. A group of people face one person, the leader, who’s called “Simon.” Whenever Simon begins a statement with “Simon says” you must do it. For example, if he says, “Simon says touch your nose,” you touch your nose. Or, “Simon says hop on one leg,” you must hop on one leg. But if he only says “Scratch your head” and you scratch your head, you’re out. Why? Well, because the magic words are “Simon says.” You only do what Simon tells you to do; you don’t do anything else.
In the gospel today Jesus is playing a little “Simon says” with his disciples. Jesus washes his disciples’ feet and says, “If I, the master and teacher, have washed your feet, you ought to wash one another’s feet.” It’s like Jesus is saying, “Simon says wash each other’s feet.” Now, who was the first one of the disciples to go out? Ironically, it was the one called Simon! Simon Peter. He was the first to go out because he didn’t do what Jesus said. Instead, he wanted Jesus to wash his hands and head as well. But that’s not how you play the game. I love Simon Peter: he makes all those who can’t play “Simon says” look good. Eventually, though, Peter learned how to play this game perfectly, and later when Jesus would say “Simon says lay down your life for your friends,” Peter didn’t hesitate. Peter learned that the whole of Christianity can be boiled down to the simple game of "Simon says” but in Christianity, Jesus gets to be the leader.
My friends, you may think “Simon says” is just a child’s game; but it isn’t at all. We adults are often doing exactly what other people tell us to do, just like in the game “Simon says.” Think about this: If Michael Jordan tells you to buy Hanes underwear, people run out and buy Hanes underwear. If Taylor Swift tells people to drink diet coke, everyone starts drinking diet coke. If Katy Perry tells you to eat Popchips, people eat popchips. If Fr. John tells people don’t leave Mass early, everyone ignores him. See why I hate this game? If you don’t believe me, just do a quick google search to see how many billions of dollars are spent on celebrity endorsements. We all have “Simons” in our lives we listen to and obey almost blindly. Sometimes, we want to be Simon, and tell others what to do what we say. But like Peter we have to learn to obey Jesus, and him alone.
Folks, the fact of the matter is, we’re all playing “Simon says.” The only question is, “Who gets to be Simon?”
Praised be Jesus Christ!